La cuidó cuando era un bebé con quemaduras graves. ¡38 años después, pasó algo increíble!
Una mujer que sufrió quemaduras graves cuando era una bebé, ha planificado conocer por fin a la enfermera que la cuidó hace casi 38 años, gracias a una apelación de Facebook.
Amanda Scarpinati, del norte del estado de Nueva York, Estados Unidos, dice que siempre ha atesorado las fotos en blanco y negro, de sí misma cuando era bebé, siendo consolada por una joven enfermera, que fueron publicadas en un informe anual del Centro Médico de Albany en 1977.
Durante 20 años, Scarpinati, de 38 años, gerente de recursos humanos, ha estado buscando a la enfermera, cuyo nombre no fue publicado en las fotos, para poder darle las gracias por todo el cuidado que le dio.
Las hermosas fotos muestran a Scarpinati de tres meses, con la cabeza envuelta en una gasa gruesa, siendo acunada por la enfermera tiernamente.
Pero cuando las imágenes, tomadas por el fotógrafo Carl Howard, fueron publicadas en el informe anual del Albany Medical Center en 1977, los títulos no incluyeron el nombre de la enfermera. Ella pasó muchos años tratando de averiguar su nombre, y a principios de este mes, por fin tuvo su respuesta: Susan Berger.
En aquél momento, la enfermera de 21 años de edad, acababa de salir de la universidad, y Scarpinati fue una de sus primeras pacientes. Ella ahora está llegando al final de su carrera, con trabajos de supervisión del centro de salud en Cazenovia College, en Finger Lakes, Nueva York.
Finalmente, y gracias a la propagación de las fotos por las redes sociales, Scarpinati y Berger se reunieron, y juntas de nuevo, casi cuatro décadas más tarde, sollozaron y se abrazaron mientras las cámaras hacían clics a su alrededor en la sala de conferencias del centro médico, el día de hoy.
“Oh, Dios mío, eres real!”, dijo Scarpinati. “¡Gracias!”. Berger respondió: “Gracias!”.
Cuando era una bebé, Scarpinati rodó de un sofá y cayó sobre un vaporizador en ebullición. El ungüento mentolado derretido quemó su piel y sufrió quemaduras graves en la cabeza y los dedos.
Con los años, las quemaduras requirieron muchas cirugías reconstructivas. “Creciendo, desfigurada por las quemaduras, fui intimidada cuando era niña y me sentía atormentada”.
“Yo la miraba en las fotografías y hablaba con ella, a pesar de no saber quién era”, dijo Amanda. “Me sentía confortable mirando a esta mujer, que parecía tan sincera, cuidando de mí”.
Y su momento con Berger, preservado para la posteridad en las fotos de la sala de recuperación pediátrica, parece haber tenido un impacto duradero en la vida de ambas mujeres.
Antes de reunirse cara a cara una vez más, Berger dijo: “Me acuerdo de ella. Ella era muy tranquila. Por lo general, cuando los bebés salen de cirugía, están durmiendo o llorando. Ella era muy tranquila y segura – fue increíble”.
Scarpinati añadió: “Me siento en la luna por conocer a Sue. Nunca pensé que llegaría este día”.
Pero Berger dice que se siente aún más bendecida. “No sé cuántas enfermeras podrían tener la suerte de que algo como esto les suceda, que alguien les recuerde todo ese tiempo. Me siento privilegiada de poder representar a todas las enfermeras que se preocuparon por ella en todos estos años”.
A principios de este mes, Scarpinati publicó las fotos en Facebook, pero dudaba de que su petición pudiera ayudar a poner un nombre a la cara de la enfermera.
“Después de 12 horas, se había vuelto viral, compartida 5.000 veces en todo el país “, dijo.
Angela Leary, una compañera de la enfermera en el centro médico en aquél entonces, la reconoció y le envió a Scarpinati un mensaje, diciendo que Berger “era tan dulce y cariñosa como se ve en esta imagen”.
“Fue increíble. Ella tiene una voz cariñosa, tan gentil, como yo imaginaba que tendría”, dijo Amanda. Cuando se le preguntó si la reunión fue el comienzo de una amistad de toda la vida, ella respondió: “Ya ha habido una amistad de por vida. Sólo que ella no lo sabía”.
Amanda Scarpinati, del norte del estado de Nueva York, Estados Unidos, dice que siempre ha atesorado las fotos en blanco y negro, de sí misma cuando era bebé, siendo consolada por una joven enfermera, que fueron publicadas en un informe anual del Centro Médico de Albany en 1977.
Durante 20 años, Scarpinati, de 38 años, gerente de recursos humanos, ha estado buscando a la enfermera, cuyo nombre no fue publicado en las fotos, para poder darle las gracias por todo el cuidado que le dio.
Las hermosas fotos muestran a Scarpinati de tres meses, con la cabeza envuelta en una gasa gruesa, siendo acunada por la enfermera tiernamente.
Pero cuando las imágenes, tomadas por el fotógrafo Carl Howard, fueron publicadas en el informe anual del Albany Medical Center en 1977, los títulos no incluyeron el nombre de la enfermera. Ella pasó muchos años tratando de averiguar su nombre, y a principios de este mes, por fin tuvo su respuesta: Susan Berger.
En aquél momento, la enfermera de 21 años de edad, acababa de salir de la universidad, y Scarpinati fue una de sus primeras pacientes. Ella ahora está llegando al final de su carrera, con trabajos de supervisión del centro de salud en Cazenovia College, en Finger Lakes, Nueva York.
Finalmente, y gracias a la propagación de las fotos por las redes sociales, Scarpinati y Berger se reunieron, y juntas de nuevo, casi cuatro décadas más tarde, sollozaron y se abrazaron mientras las cámaras hacían clics a su alrededor en la sala de conferencias del centro médico, el día de hoy.
“Oh, Dios mío, eres real!”, dijo Scarpinati. “¡Gracias!”. Berger respondió: “Gracias!”.
Cuando era una bebé, Scarpinati rodó de un sofá y cayó sobre un vaporizador en ebullición. El ungüento mentolado derretido quemó su piel y sufrió quemaduras graves en la cabeza y los dedos.
Con los años, las quemaduras requirieron muchas cirugías reconstructivas. “Creciendo, desfigurada por las quemaduras, fui intimidada cuando era niña y me sentía atormentada”.
“Yo la miraba en las fotografías y hablaba con ella, a pesar de no saber quién era”, dijo Amanda. “Me sentía confortable mirando a esta mujer, que parecía tan sincera, cuidando de mí”.
Y su momento con Berger, preservado para la posteridad en las fotos de la sala de recuperación pediátrica, parece haber tenido un impacto duradero en la vida de ambas mujeres.
Antes de reunirse cara a cara una vez más, Berger dijo: “Me acuerdo de ella. Ella era muy tranquila. Por lo general, cuando los bebés salen de cirugía, están durmiendo o llorando. Ella era muy tranquila y segura – fue increíble”.
Scarpinati añadió: “Me siento en la luna por conocer a Sue. Nunca pensé que llegaría este día”.
Pero Berger dice que se siente aún más bendecida. “No sé cuántas enfermeras podrían tener la suerte de que algo como esto les suceda, que alguien les recuerde todo ese tiempo. Me siento privilegiada de poder representar a todas las enfermeras que se preocuparon por ella en todos estos años”.
A principios de este mes, Scarpinati publicó las fotos en Facebook, pero dudaba de que su petición pudiera ayudar a poner un nombre a la cara de la enfermera.
“Después de 12 horas, se había vuelto viral, compartida 5.000 veces en todo el país “, dijo.
Angela Leary, una compañera de la enfermera en el centro médico en aquél entonces, la reconoció y le envió a Scarpinati un mensaje, diciendo que Berger “era tan dulce y cariñosa como se ve en esta imagen”.
“Fue increíble. Ella tiene una voz cariñosa, tan gentil, como yo imaginaba que tendría”, dijo Amanda. Cuando se le preguntó si la reunión fue el comienzo de una amistad de toda la vida, ella respondió: “Ya ha habido una amistad de por vida. Sólo que ella no lo sabía”.